Las bacterias son los organismos más antiguos y numerosos que habitan la Tierra. Son las causantes del cambio climático más importante que ha sufrido nuestro planeta al transformar su atmosfera reductora en una oxidante, además son los únicos organismos capaces de fijar nitrógeno atmosférico, contribuyendo a formar y mantener la mayor parte de biomasa del planeta. A pesar de lo importantes que son para la vida, se cree que sólo se conoce un 1% de la diversidad total de bacterias que habitan en el planeta. Podemos darnos cuenta de ello si sabemos que en un gramo de suelo se pueden encontrar más de 10000 millones de células bacterianas pertenecientes a mil especies distintas.
Existen muchos proyectos de investigación basados en conocer este mundo microscópico, mediante el cultivo en laboratorio. Pero hoy, no sólo se estudian como individuos, sino que podemos estudiarlos como una comunidad. Tradicionalmente solo se secuenciaban genomas procedentes de organismos clonados y cultivados en laboratorio. Actualmente, gracias a la metagenómica, se puede secuenciar el genoma de poblaciones enteras de microbios. La metagenómica forma parte de la era de las “ómicas”, junto con genómica, proteómica, metabolómica y transcriptómica. Todas se han desarrollado gracias al aporte de la bioinformática que permite analizar y comparar un gran número de muestras y de datos.
La metagenómica es una disciplina emergente que se basa en extraer, secuenciar y analizar el ADN microbiano extraído directamente de muestras de suelos, lechos marinos, tracto digestivo, entre otros. Aprovecha la tecnología de las técnicas de secuenciación y las herramientas bioinformáticas para procesar toda la información que se obtiene. Se construyen así librerías metagenómicas donde se almacena toda esta información, cuyo objetivo es identificar los genes y sus rutas metabólicas y así poder compararlos con otras comunidades.
Uno de los pioneros en este campo es el científico John Craig Venter, que empezó analizando muestras del Mar Sargasso (Bermudas) cuyo trabajo fue publicado en la revista Science en 2004. Se encontró con un millón de genes nuevos pertenecientes a 1800 especies distintas. Actualmente recorre el mundo en su yate recogiendo muestras de lechos marinos y secuenciándolos para su análisis. Él y su equipo, están convencidos de que los microorganismos tienen la capacidad de generar energía casi infinita, producir fármacos importantes y limpiar la contaminación producida por el hombre.
El desarrollo de las bases de datos de secuencias ha permitido encontrar una gran diversidad de microorganismos pertenecientes a grupos taxonómicos no descriptos. Esto podría ser de gran utilidad para la investigación en medicina, ecología, medio ambiente, industria. Además de los proyectos de investigación para conocer la biodiversidad en el agua del mar, también se estudian distintos suelos, minas, ambientes extremos y hasta el proyecto de secuenciar todos los microorganismos que residen en el cuerpo humano.
La metagenómica es por tanto una herramienta útil para acceder a la elevada diversidad que ofrecen los microorganismos de muestras ambientales. La construcción de las liberarías metagenómicas proporciona importante información que puede ser aplicada en la investigación de muchos campos como la industria, aplicaciones terapéuticas y sostenibilidad medioambiental.